Y… ¿para qué la Psicología?

Hace poco me encontraba bebiendo una limonada mientras hablaba con un compañero sobre la importancia de la Psicología. Él me decía que no estaba de acuerdo con eso de la psicología porque cada uno sabe lo que necesita cambiar, lo que quiere, de dónde viene y para dónde va. Me continuaba entonces explicando otros asuntos que van en contra de la psicología. Y pues bueno, le escuché como amigo y como psicólogo también. Le dije que estaba de acuerdo con él, solo que nosotros los mortales tenemos un pequeño problema y es el siguiente: cada uno de nosotros sabe (aunque otros no) lo que debe cambiar, mejorar u ocuparse en su vida. Cada uno sabe cuál es su propio problema y quizá sepa qué debe hacer con ese problema.

La cosa es que a pesar de nosotros (o algunos) saber cuál es la solución a nuestras propias quejas se presenta una de dos, o no sabemos qué hacer con eso que en ocasiones parece nos tira por tierra (y lo chistoso es que eso ocurre una y otra vez) o simplemente no sabemos qué hacer con eso que en ocasiones nos es ya tan familiar.

 

Además, resulta que todos en el mundo tienen un cerebro, bien sea para estrenar, para cargar o utilizar. Lo interesante es que todos sabemos que tenemos algo que se llama sentido común, la cosa es que en muchos hombres es el menos común de los sentidos. Y es allí mi querido lector que te digo lo siguiente: Me sorprende que muchos hombres que dejaron huella en la historia no se forjaron ellos solos, por lo menos al comienzo tuvieron un tutor, maestro, guía o como se le quiera llamar, pero que por intereses universitarios llamaremos el acompañamiento psicólogo.

 

Y para ejemplificar lo anterior citaré sólo algunos grandes de la historia. El primero Fue Platón el filósofo, cuyo maestro fue Sócrates y el maestro de Aristóteles fue a su vez Platón. El de Alejandro Magno fue Aristóteles. El gran músico Germiniani tuvo como maestro a Arcagelo Corelli. Cristian Bach tuvo a su padre Juan Sebastián Bach como maestro. Wolfang A. Mozart tuvo como tutor a su padre. El gran filosofo francés Michael Foucault tuvo a su psicoanalista, el cual le ayudó a ser quien fue, y antes de un largo etcétera recordemos que, desde Bruce Lee hasta cualquier monje budista del Tíbet, cristiano u otro ha tenido su tutor.

 

Pero no nos vamos tan lejos y quedémonos en Medellín, para decirles a modo de chisme que desde que yo asisto a sesiones de análisis (psicoanálisis o psicología) mi vida en verdad se ha tornado no solo más llevadera sino también más interesante. Pero seamos más precisos en decir que en el ITM, en cualquiera de sus cinco sedes, dispone de asesorías psicológicas GRATIS, y les aseguro que si sacan, aunque sea treinta minutos de su tiempo para asistir al psicólogo muchas cosas comenzarán a cambiar.

 

Pero valga hacer una aclaración, aunque mejor tres. La primera, es que el que va al psicólogo no esta chalado (loco) y ni el psicólogo es eso que llaman “loquero”, la segunda es que no debemos esperar a estar realmente mal para asistir al psicólogo, antes bien, podemos hacerlo en cualquier momento y para cualquier cosa que sea importante para nosotros. Y la tercera es que el acompañamiento psicológico nos ayudaría en diversas cuestiones, pero seamos realistas, hay otros medios para llegar a lo que pretendemos lograr y una de ellas es la psicología.

 

Y para terminar te digo que tan importante y natural ha sido la expresión emocional del hombre en cualquiera de sus facetas, como lo es la compañía psicológica para el hombre moderno. Solo basta que dejes de cavilar y tomes cartas en el asunto, es decir, vé al psicólogo.

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